Las Jornadas Colombinas de La Gomera: cuando la historia navega hacia el presente
La primera vez que uno pisa San Sebastián de La Gomera, siente que el tiempo se detiene.

La primera vez que uno pisa San Sebastián de La Gomera, siente que el tiempo se detiene. Las calles empedradas, la torre de piedra que vigila el parque, la iglesia donde marineros y exploradores rezaron antes de hacerse a la mar… Todo parece susurrar un secreto antiguo: aquí comenzó una de las aventuras más trascendentales de la humanidad. Fue desde esta pequeña bahía, rodeada de montañas y palmeras, donde el 6 de septiembre de 1492 Cristóbal Colón partió rumbo a un Nuevo Mundo.

Cada septiembre, ese episodio se revive con las Jornadas Colombinas de La Gomera, un evento que no es solo fiesta ni protocolo: es un viaje en sí mismo. Un puente que une pasado y presente, memoria y futuro, tradición gomera y vínculos con América.

Una isla que hizo posible la gesta de 1492

Colón llegó a La Gomera tras zarpar de Palos de la Frontera, en Huelva. Encontró en la villa —entonces conocida como Villa de Palmas, por el extenso palmeral que rodeaba el puerto— el refugio perfecto para preparar su travesía. Aquí, sus naves se abastecieron de agua fresca del Pozo de la Aguada, de víveres y de madera. Aquí reclutó a marineros canarios expertos en el océano. Y aquí, dicen las crónicas, nació su romance con Beatriz de Bobadilla, la señora feudal de la isla, una relación que pudo ser tan influyente como las provisiones en la decisión de repetir escala en 1493 y 1498.

Sin La Gomera, probablemente la historia del Descubrimiento habría sido distinta. Esa certeza es la que inspiró, en 1961, la primera Semana Colombina, germen de las actuales Jornadas. Con el paso de los años, las celebraciones crecieron, dedicándose cada edición a un país latinoamericano y reforzando los lazos culturales entre Canarias y América. El V Centenario de 1992 marcó un antes y un después: la isla inauguró nuevas infraestructuras culturales y las Jornadas adquirieron una dimensión internacional.

Hoy, más de sesenta ediciones después, las Colombinas siguen latiendo con fuerza. En 2024, incluso, rompieron la tradición de dedicar el evento a un país concreto y lo enfocaron al fenómeno migratorio, recordando que el Atlántico no solo fue ruta de descubrimientos, sino que sigue siendo escenario de desafíos humanos.

Septiembre: un mes para viajar en el tiempo

La Gomera se engalana cada septiembre. Desde los primeros días del mes, los seis municipios —San Sebastián, Hermigua, Agulo, Vallehermoso, Valle Gran Rey y Alajeró— se llenan de actividades. Pero el corazón de todo late el 6 de septiembre, cuando se celebra el acto institucional en el Parque de la Torre del Conde.

Ese día, autoridades locales y regionales, junto con representantes del país o tema homenajeado, rinden tributo con un gesto cargado de simbolismo: el lanzamiento al mar de una corona de laurel en memoria de los marineros que nunca regresaron y de los emigrantes que dejaron la isla buscando futuro. La música, las banderas al viento y la solemnidad del lugar convierten ese momento en pura emoción colectiva.

Cultura, música y tradición

Las Jornadas Colombinas no son un único acto, sino un mosaico de experiencias que abrazan a todos los públicos.

  • Conferencias y exposiciones que recuerdan la relación entre Canarias y América, muchas veces organizadas en colaboración con la Cátedra Canarias-América de la UNED.

  • Conciertos y festivales que llenan plazas y auditorios con folclore canario, ritmos latinoamericanos, décima y punto cubano, o recitales de piano.

  • Teatro, humor y magia, porque las Colombinas también son alegría y entretenimiento para todas las edades.

  • Gastronomía y artesanía, con degustaciones de almogrote, miel de palma o vinos locales, y muestras de alfarería tradicional en honor a las loceras de El Cercado.

  • Deporte y mar, con el Torneo Colombino de Fútbol de Veteranos y la Regata Palos–La Gomera, que recrea la travesía original desde Huelva.

  • Encuentro del Mayor, una jornada entrañable dedicada a los más veteranos de la isla, con actividades, música y convivencia.

  • Pasacalles y talleres infantiles, que hacen que los más pequeños también vivan estas jornadas como propias.

La clave está en cómo todo se entrelaza: historia y memoria, pero también música bajo las estrellas, aromas de cocina tradicional, risas en familia y el murmullo del océano recordando que de aquí partió un viaje que cambió el mundo.

Vivir las Jornadas desde el corazón de San Sebastián

Experimentar las Jornadas Colombinas es sentir la historia en primera persona. Y no hay mejor lugar para hacerlo que alojarse frente al mismo parque donde se erige la Torre del Conde, testigo de la estancia de Colón.

El Hotel Torre del Conde, situado en el centro de San Sebastián, ofrece la ubicación perfecta para vivir estas fiestas a pocos pasos de los escenarios principales. Desde sus habitaciones, puedes despertar viendo el parque donde se celebran los actos más emblemáticos y caminar en minutos hasta las calles que se llenan de música, sabores y color durante septiembre.

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