La Gomera es una isla que no se visita, se siente. Y pocos lugares en el mundo permiten una conexión tan profunda con la naturaleza como esta joya del archipiélago canario. Desde frondosos bosques milenarios hasta barrancos que se desploman hacia el océano, cada rincón guarda una historia esculpida por el tiempo, el viento y el silencio. Si estás planeando una escapada a la isla, no te pierdas esta guía con los parques y espacios naturales más sorprendentes de La Gomera.
Garajonay: la selva eterna
En el centro de la isla late el alma de La Gomera. El Parque Nacional de Garajonay es un bosque de laurisilva que parece detenido en el tiempo, cubierto por una neblina suave y fresca que transforma cada paseo en una experiencia sensorial. Aquí los árboles se alzan como columnas verdes hacia el cielo, cubiertos de musgo y envueltos en misterio.
Con casi 4.000 hectáreas, este tesoro natural —declarado Patrimonio Mundial por la Unesco— es perfecto para practicar senderismo suave, respirar aire puro y reconectar con lo esencial. Puedes comenzar tu visita en el centro de interpretación Juego de Bolas, donde entenderás la importancia ecológica de este ecosistema único en Europa.
Benchijigua: el silencio del volcán
En el municipio de San Sebastián se esconde un secreto para los amantes de los paisajes volcánicos y la biodiversidad. La Reserva Natural Integral de Benchijigua ocupa la caldera del mismo nombre y es uno de los espacios con mayor concentración de especies endémicas y amenazadas de La Gomera.
Aquí, los imponentes roques —como el célebre Roque de Agando— se elevan entre los acantilados como monumentos naturales. No es un lugar de acceso libre, pero basta con contemplarlo desde los miradores para entender por qué es uno de los paisajes más sobrecogedores de la isla.
Majona: La Gomera más auténtica
El Parque Natural de Majona es un remanso de tranquilidad en la parte oriental de la isla. Aquí no hay multitudes ni rutas marcadas en exceso. Solo barrancos profundos, senderos de pastores y antiguos caseríos como Enchereda o Taguluche, donde la vida sigue su curso a otro ritmo.
Caminar por Majona es descubrir una Gomera íntima, marcada por la sabiduría de la tierra y las tradiciones rurales. Es el lugar perfecto para quienes buscan desconectar del mundo y volver a lo esencial.
Valle Gran Rey: donde habita el lagarto gigante
Al suroeste de La Gomera, el Parque Rural de Valle Gran Rey despliega un mosaico natural inolvidable: barrancos escalonados con terrazas de cultivo, palmerales, casas colgadas en las laderas y miradores que dejan sin aliento. En este entorno vive el lagarto gigante de La Gomera, una especie única y en peligro de extinción que simboliza la riqueza biológica de la isla.
Sus senderos, accesibles para todos los niveles, permiten explorar este paisaje que combina lo salvaje con lo humano de forma armoniosa. Es un lugar para caminar sin prisa, observar aves, escuchar el rumor del agua y disfrutar de vistas que parecen sacadas de una postal.
Los Telares: naturaleza, historia y sabor
En Hermigua, bajo la mirada de los imponentes Roques, se encuentra uno de los espacios más especiales de la isla: el Parque Etnográfico Los Telares. Esta ecofinca reúne en un solo lugar paisaje, cultura y gastronomía local. Puedes pasear entre aloe veras, huertos y plataneras, visitar un antiguo molino de gofio, descubrir la colección folclórica Maruca Gámez o simplemente sentarte en su terraza a disfrutar de una comida tradicional con vistas al Garajonay.
Los Telares es ideal como primera parada si llegas desde San Sebastián. Está a solo media hora del puerto y ofrece visitas guiadas, actividades culturales y una tienda gourmet con productos típicos como el almogrote, la miel de palma o los vinos gomeros.
Y al final del día, tu hogar entre la historia y la naturaleza
Después de explorar todo lo que La Gomera tiene para ofrecer, nada como volver a un lugar donde sentirse cuidado. El Hotel Torre del Conde te espera en pleno centro de San Sebastián, a un paso del mar, frente al emblemático parque que lleva su nombre. Desde aquí, todo queda cerca: la cultura, la gastronomía, los senderos y, sobre todo, el descanso.
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