Cada 15 de agosto, el corazón de La Gomera late con más fuerza. En lo alto del municipio de Vallehermoso, el pequeño pueblo de Chipude se convierte en un hervidero de emociones, música y reencuentros. Allí se celebra una de las fiestas más queridas y sentidas de toda la isla: la Fiesta de la Virgen de Candelaria, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Una tradición que va mucho más allá de lo religioso: es un regreso a las raíces, un homenaje a la identidad gomera y una cita ineludible para los que viven dentro y fuera de la isla.
Chipude, epicentro del alma gomera
Lo que ocurre en Chipude cada agosto tiene algo de milagro. Durante tres días, esta aldea enclavada entre montañas se transforma en el epicentro geográfico y sentimental de La Gomera. Desde todos los rincones del archipiélago –y del mundo– llegan gomeros deseosos de reencontrarse con su tierra, sus costumbres y, sobre todo, con su gente. Es una fiesta que une generaciones, que borra distancias y que late al ritmo de chácaras y tambores, esos instrumentos ancestrales que marcan el compás del alma canaria.
Una imagen venerada y un momento íntimo
La devoción a la Virgen de Candelaria, patrona de Chipude, tiene momentos especialmente emocionantes. En fechas señaladas como el 2 de febrero y el propio 15 de agosto, la imagen es descendida en secreto desde su camarín y colocada en un majestuoso trono repujado en plata. Durante los días grandes, permanece en un lugar de honor, al alcance de sus fieles, justo bajo la cúpula de la iglesia. Allí, rodeada de flores, cantos y fervor popular, la Virgen de Candelaria se convierte en símbolo de unidad y esperanza.
Romances, chácaras y tambores: el lenguaje de la devoción
Uno de los momentos más esperados es el canto de los romances tradicionales a la Virgen. En el entorno de la iglesia, los mejores tocadores de chácaras y tambores de la isla se reúnen para rendirle homenaje con su música. Es un espectáculo cargado de emoción y autenticidad, que evoca siglos de historia oral y tradición popular. Aquí no hay escenario ni altavoces: solo la voz del pueblo y el eco de la montaña.
Gastronomía gomera y brindis con sabor a reencuentro
Y como en toda fiesta gomera que se precie, la gastronomía tiene un lugar protagonista. Las mesas se llenan de platos típicos como el almogrote, las papas arrugadas con mojo, el potaje de berros y el gofio escaldado. No falta el buen vino de la tierra, que corre generoso entre brindis y abrazos. Porque en Chipude no se celebra solo una devoción: se celebra la vida.
Cuatro mil corazones latiendo al unísono
Cada año, más de cuatro mil personas se dan cita en esta celebración mágica, que desborda el entorno del templo y se extiende por las calles del pueblo. Una fiesta que mantiene viva la esencia de La Gomera, donde lo religioso, lo cultural y lo emocional se entrelazan en un tapiz único.
Arure y la fiesta: el cierre perfecto
Y aunque el 15 de agosto marca el punto álgido, la celebración continúa en los días siguientes. El 16 y 17, en la vecina localidad de Arure, se rinde homenaje a San Salvador y San Nicolás con música, danza y comida local en unos días donde la tradición es la única protagonista.
Una experiencia única en La Gomera
Si visitas La Gomera en agosto, no puedes perderte esta experiencia inolvidable. La Fiesta de la
Virgen de Candelaria en Chipude
no es solo una celebración: es un viaje al alma gomera, un reencuentro con lo auténtico, y una invitación a formar parte de algo más grande. Porque cuando suenan las chácaras, todo el mundo vuelve a casa.